Pablo García-Pavía, del Servicio de Cardiología, y Belén Bornstein, del Servicio de Bioquímica Clínica, ambos del Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda de Madrid.
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Eva Fariña. Imagen: Pablo Eguizábal. Madrid
El European Heart Journal ha publicado el artículo ‘Mitochondrial haplogroups associated with end-stage heart failure and coronary allograft vasculopathy in heart transplant patients’, firmado, entre otros autores, por los Dres. Pablo García-Pavía, del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario Puerta de Hierro de Majadahonda de Madrid y miembro de la Red de Investigación Clínica y Básica en Insuficiencia Cardiaca (Redinscor), y Belén Bornstein, del Servicio de Bioquímica Clínica del mismo hospital madrileño y miembro del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Raras (Ciberer).
Los haplogrupos mitocondriales influyen en la predisposición individual de un amplio grupo de enfermedades metabólicas y degenerativas, incluidas las enfermedades cardiovasculares. El estudio mencionado muestra las conclusiones tras investigar la influencia del ADN mitocondrial en el desarrollo de la insuficiencia cardiaca, especialmente, en los pacientes trasplantados de corazón.
¿Cuál es el objetivo de este artículo?
Dr. García Pavía: Nuestro objetivo ha sido investigar si existen algunos condicionantes en cuanto a la genética mitocondrial que provocaba el avance de la enfermedad de los pacientes que provocase la necesidad de un trasplante de corazón. Hemos estudiado una cohorte muy amplia, de 450 pacientes trasplantados, a los que hemos evaluado determinadas características de su genética mitocondrial. La posibilidad de tener un grupo tan amplio de pacientes con insuficiencia cardiaca que, además, han sido trasplantados, nos ha dado la oportunidad de realizar una investigación de gran calidad, a juicio de la prestigiosa revista European Heart Journal.
¿Qué función tienen los haplogrupos mitocondriales?
Dra. Bornstein: Hace 20 años se observó que distintos haplogrupos mitocondriales, que es el conjunto de nucleótidos dentro de una molécula, influyen de alguna manera en la evolución de ciertas enfermedades. Al principio se pensaba que esos haplogrupos mitocondriales simplemente servían para ver la evolución de las distintas poblaciones humanas y gracias a estos conjuntos de haplogrupos se pudo ver que el principio de la evolución humana surge de África y, a partir de este continente, las variantes nucleotídicas del ADN mitocondrial van cambiando y van formando los distintos haplogrupos, que son diferentes en Europa, en Asia y en África. Al principio se pensó que eran inertes, que no tenían ningún valor por sí mismos, pero desde hace unos 20 años se ha visto que, efectivamente, son factores de susceptibilidad a ciertas enfermedades, mitocondriales o no mitocondriales. De ahí surgió este estudio, para ver si el ADN mitocondrial podría ayudar a saber por qué la insuficiencia cardiaca, que es una enfermedad severa y muy frecuente, evoluciona peor en unos pacientes que en otros. Y, efectivamente, se ha visto que el haplogrupo H, el más representado a nivel europeo, puede ser un factor de susceptibilidad, puesto que está más representado en los pacientes trasplantados que en los no trasplantados. Al igual que ocurre en otras enfermedades, sobre todo neurodegenerativas, la mitocondria también aporta información sobre el corazón.
¿Qué conclusiones pueden extraer de su trabajo?
Dr. García Pavía: La mitocondria es la fábrica energética de todas las células, y el corazón consume mucha energía. Pequeñas variaciones en el ADN mitocondrial pueden provocar algunas modificaciones en la producción energética. Estas pequeñas diferencias, probablemente, no tienen ninguna trascendencia en un paciente que nunca ha sufrido un infarto, está dentro del rango de la normalidad. Cuando el corazón tiene una noxa, ya sea un daño causado por un infarto, por una enfermedad degenerativa o por otros motivos, quizás esas diferencias ya pueden jugar un papel. En nuestro trabajo nos planteamos estas hipótesis, porque siempre encontrábamos, en todos los grupos de pacientes, una suprarrepresentación del haplogrupo mitocondrial tipo H, frente a otros haplogrupos más minoritarios, independientemente de la enfermedad, tanto en pacientes que habían tenido un infarto, como en aquellos que su insuficiencia cardiaca no se debía a cardiopatía isquémica, sino a otras enfermedades del corazón. Sin embargo, la distribución del haplogrupo H se encontraba en mucha menor medida en los donantes y en un grupo control de donantes de sangre sin enfermedades del corazón; es decir, estaba menos representado, aunque era el mayoritario, respecto a los pacientes trasplantados.
¿Qué profesionales han intervenido en la elaboración de este estudio?
Dr. García Pavía: Gracias a la gran tradición trasplantadora de este hospital, hemos podido aunar, desde el punto de vista clínico, toda la experiencia de los cardiólogos y del equipo de trasplante de nuestro servicio, así como el trabajo del laboratorio de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid y del Grupo de Bioquímica de la Dra. Bornstein
Con esta información, ¿ya se puede hacer algún tipo de labor preventiva?
Dra. Bornstein: Se está empezando a desarrollar distinta farmacogenómica en función de los haplogrupos, pero está todavía en una fase inicial. Hoy en día es impensable. Las siguientes investigaciones se centrarán en averiguar el mecanismo por el que las personas que tienen las mitocondrias con el haplogrupo H producen menos energía. Es una diana terapéutica muy interesante, porque quizás se puede influenciar o modificar el mecanismo de la mitocondria. Por ahora hemos puesto la primera piedra, hemos averiguado que algo ocurre y conocemos trabajos de otros grupos que han podido reproducir estos mismos hallazgos en otras poblaciones. El siguiente paso será investigar el porqué.
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